Hay que leer Réplicas de solidaridad. Crónicas del terremoto y la reconstrucción en el Istmo de Tehuantepec, de Manuel Antonio Ruiz, para entender cómo se vive un terremoto de 8.5 grados como el que sacudió a Oaxaca el 7 de septiembre de 2017 pero, sobre todo, cómo se reconstruye una comunidad entre réplicas que nunca cesan, bajo lluvias incesantes y con un nivel de destrucción sin precedentes. Hay que escuchar a la bailarina y coreógrafa Alma Leticia Benítez, de Xoxocotla, Morelos, para saber que, en medio de las emergencias como los sismos del año pasado, el énfasis en trabajos colectivos es la única manera de transformar la desgracia en oportunidad. Y hay que sacudirse la mirada para comprobar que los medios comunitarios indígenas no sólo son asunto de vida o muerte en momentos de urgencia, sino que están a la vanguardia en el buen uso de las tecnologías.

Acudí la semana pasada a la presentación de Comunicaciones de emergencia, guía rápida para radios comunitarias, que publica y distribuye Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad A.C con la colaboración de una decena de radios comunitarias indígenas y organizaciones hermanas como Ojo de Agua y Boca de Polen. No es sólo una guía práctica muy completa, sino un compendio de sabiduría en la lectura de fenómenos naturales por parte de comunidades que se asumen como parte de la naturaleza y no como dueñas de la tierra, el aire, el agua y el viento. Las radios comunitarias que difunden ese conocimiento ancestral y sus más diversas lenguas y narrativas son pues, un medio de preservación de prácticas sustentables milenarias, pero también factor clave para que las emergencias (naturales y sociales) no se transformen en desastre.

La guía, gratuita y descargable en línea, aborda tres fases definitivas. Prevención y Preparación: “La mejor manera de prevenir el riesgo es asegurar el equilibrio del ecosistema en que habitamos”. Atención durante la emergencia: “El reto para un medio en situación de emergencia reside en enfocarse a lo que mejor sabe hacer: comunicar”, y Recuperación: “Quitarle a la población el estatus de damnificada, de modo que no permanezca como víctima, permitirá a la comunidad tener claridad sobre lo que realmente quiere hacer para recuperarse”.

La guía va más allá de cuestiones prácticas para hacerse preguntas y planeación de futuro: ¿Cómo se sueña después de la emergencia?, ¿qué valores habrán de regir la reconstrucción?, ¿qué capacidades son necesarias a crear o fortalecer?... Al final, en el resumen: “El medio comunitario puede contribuir a promover la reflexión y el diálogo para la definición de esos sueños colectivos, dar seguimiento a los acuerdos, articular con actores clave, fortalecer el ánimo social y lograr, finalmente, la trascendencia de lo vivido”.

Mucho por aprenderles. ¿Alguien recuerda la importancia del abrazo en momentos de emergencia? Ellos lo hacen. Y hay que abrazar a esos medios comunitarios que tantas batallas han librado para ejercer su derecho humano a comunicarse. Recordemos el amparo que el poeta Mardonio Carballo ganó contra la prohibición de expresarse en náhuatl en medios electrónicos. A principios de este abril, el Poder Judicial de la Federación otorgó otro amparo histórico a Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias A.C. en contra de la negativa del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a exentar a esta asociación del pago de derechos por el uso del espectro radioeléctrico concesionado para la prestación del servicio de telefonía celular comunitaria. El precedente es importante. Cabe mencionar que ayer y antier se llevó a cabo el Encuentro sobre sostenibilidad de las redes y medios sociales, comunitarios e indígenas convocado por el mismísimo IFT. Quizá, después de los sismos, quedó un poco más claro que esos medios son para la comunidad, la diversidad cultural y la naturaleza, asuntos de vida o muerte.

adriana.neneka@gmail.com

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