Techio Comunitario: otra educación tecnológica posible

Texto y fotos: Adrián López Angulo

Módulo 3: Radiodifusión

El Diplomado en Telecomunicaciones y Radiodifusión Comunitaria para Promotoras y Promotores Técnicos Indígenas, Techio Comunitario, es una iniciativa educativa impulsada por diversas organizaciones del país. El diplomado busca dotar de herramientas, metodologías y conocimientos técnicos a personas que tengan proyectos de comunicación en comunidades indígenas o rurales de México.

En octubre del 2018, en Cholula, Puebla, se reunió por primera vez la segunda generación del Techio Comunitario, con personas provenientes de diferentes latitudes con proyectos, sueños y esperanzas variadas desde Chihuahua hasta Chiapas, pasando por Michoacán, Puebla, Estado de México y Oaxaca.

¿Por qué es importante otra educación tecnológica? Para contestar la pregunta debemos reconocer cuál es la educación tecnológica que tenemos. En uno de los módulos del diplomado, Martín Vidal, integrante del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) en Colombia, decía: “nos están enseñando a usar y no a crear tecnologías, nos imponen las suyas, pero nosotros queremos las nuestras”.

Hay una visión extendida -por no decir extensionista- impulsada por empresas, organismos internacionales y gobiernos, de que la enseñanza tecnológica es pilar para el desarrollo de los países. Dicha enseñanza desde arriba tiene como objetivo responder a las exigencias del mercado e imponer a las “poblaciones aisladas” el uso de redes sociales y otros medios comunicativos.[1]

El modelo anterior borra de tajo la diversidad cultural, económica, geográfica y social de México y el mundo. Parte de una necesidad del mercado de homogenizar las prácticas culturales y, así, generar nuevos consumidores. La enseñanza tecnológica de arriba pasa por alto las estructuras, tradiciones, conocimientos, saberes y relaciones que tienen las comunidades rurales e indígenas, sólo ven por su interés económico. De ahí que sólo se enseñe a usar sus tecnologías (enseñanza tecnicista) y se borre la posibilidad de creación, invención y desarrollo de otras formas de pensar/hacer la tecnología.

¿Qué tipo de educación tecnológica propone el Techio Comunitario? El diplomado tiene como base el encuentro, pero no un encuentro espontáneo, sino aquel que busca articular una diversidad de experiencias y necesidades. Desde el primer módulo sobre comunicación comunitaria y software libre, celebrado en el Jardín Etnobotánico Francisco Peláez en Cholula, Puebla, se tomó un tiempo grande para que los y las integrantes hablaran sobre dónde venían, cómo eran sus comunidades, qué problemáticas había, qué sueños tenían y cómo las tecnologías podían ayudar a las comunidades.

El encuentro buscó articular implica escucha, respeto y reconocimiento, fue trabajar el piso común, el principio de realidad. Javier Obregón, fundador de EterTICs: distribución libre para radios comunitarias, hablando de software libre y seguridad digital decía: “debemos lograr que las tecnologías se adapten a nosotros, a nuestros contextos, y no al revés”.

Ese es otro componente pedagógico del Techio: la problematización. Reflexionar en colectivo sobre los componentes sociales, éticos y políticos de utilizar, o no, una tecnología. Ahí entra el tema de la elección de tecnologías dentro de las comunidades, buscar aquellas que respondan a su forma de entender el mundo y a sus necesidades. En su presentación, Javier mencionaba: “el software libre no es un asunto técnico, es un asunto ético del uso de la tecnología, porque el software libre es el software que respeta la libertad del usuario y la solidaridad.”

Después de tener el piso común y saber las implicaciones éticas del trabajo comunicativo pasamos a la parte técnica. Algo que me llamó la atención fue que el aprendizaje era a partir de experiencias situadas, es decir, aprendimos a hacer desde personas que llevan una vida haciendo por las comunicaciones comunitarias. Aprendimos sobre radiofrecuencias en Radio Nahndiá ubicada en Mazatlán Villa de Flores, Oaxaca. Conocimos las Redes Inalámbricas desde la mirada de Altermundi (Argentina) en Yaviche, Oaxaca. Y, por último, supimos de la telefonía celular comunitaria desde Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias AC (TIC AC), en San Juan Yagila, Oaxaca.

La enseñanza técnica iba acompañada de enseñanzas históricas, de conocer historias de vida de personas que tienen proyectos comunicativos que responden a sus comunidades. Podría decir que lo más importante de ese proceso fue quitar el miedo al hacer arreglos tecnológicos, perder el miedo a las herramientas, a los manuales y a descomponer equipos. Decía Melquiades, de Radio Nahndiá: “sólo haciendo radio aprendimos a hacer radio, nadie nos enseñó.”

El último módulo fue sobre “Marco legal y Sostenibilidad” en CAMPO, Oaxaca. Ahí hablamos sobre la necesidad de abrazar el Derecho Propio que tienen las comunidades indígenas, el derecho a la autodeterminación. Erick Huerta, de REDES A.C., decía: “el Derecho Propio no parte de una ocurrencia, como el derecho del Estado (lo que se le ocurre al príncipe entra en vigor). En cambio, en el Derecho Propio se rige por el cotidiano y necesidades de la gente, que es un principio de vida; esa es la regla de los sistemas comunitarios.”

La sostenibilidad de los proyectos comunicativos nace cuando las comunidades se apropian de estos, los hacen suyos porque responden a sus principios de vida. Pasamos los últimos días del diplomado puliendo los proyectos comunicativos para una presentación grupal.

Ahí, en esa última parte, se lograr ver, quizá, el componente más importante o transversal del Techio: el diálogo. Pasamos varias horas escuchando los proyectos y experiencias de las y los compañeros, se hacían comentarios constructivos para mejorar, también se daban comentarios para colaborar.

Fue ese mismo diálogo el que permitió que las compañeras hablaran sobre las dificultades del machismo y violencia de género para las comunicadoras. También la falta de mujeres que enseñen la parte técnica. Si se quieren construir nuevas tecnologías, se tiene que desechar la idea de que las tecnologías son de hombres.

Por último, veo en la experiencia del Techio Comunitario una forma distinta, más humana, de hacer educación tecnológica. Sus componentes pedagógicos hacen que se genere una unidad dentro de la diversidad de experiencias de comunicación, la solidaridad entre los y las integrantes es clave para llevar adelante sus proyectos.

En realidad, son dos formas de entender el mundo, por ende, existen dos formas de entender la educación tecnológica: una –venida desde arriba- que busca homogenizar para obtener beneficios económicos y la otra –venida del encuentro de abajo- que busca trabajar con y por la vida. Como lo expresó Armando Bartra, la pedagogía del Techio Comunitario es milpa:

“El maíz es uno; la milpa es muchos. El maíz discursea; la milpa dialoga. El maíz es autárquico; la milpa solidaria. El maíz es monocorde; la milpa, polifónica. El maíz es singular, la milpa plural. Los maizales son disciplinados cual desfiles militares; las milpas jacarandosas y desfajadas como carnavales. El maíz se siembra; la milpa se hace. El maíz es un cultivo; la milpa somos todos [y todas].”[2]

Foto: Karla Velasco

[1] Para este punto es recomendable revisar el documento Marco de habilidades digitales (2019) propuesto por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para la enseñanza de las tecnologías. En un apartado dice: “El Marco de Habilidades Digitales debe partir de las tendencias tecnológicas que establecen las necesidades de inclusión de la sociedad, con énfasis en las necesidades del mercado y, por lo tanto, las habilidades que serán requeridas por los empleadores de México y del mundo.”

[2] Bartra, Armando. “Por un cambio de paradigmas”. En Haciendo Milpa, México: Instituto de Estudios para el Desarrollo Rural Maya/Editorial Itaca, 2014, p. 17.

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